"Soluciones de desarrollo humano al servicio del Desarrollo Organizacional..."

martes, 7 de noviembre de 2017

Desvanecimiento*de los límites**

Por Indiana TamarezNov. 2017


Desde agosto de este año, traigo este artículo “atravesado en la garganta”... he querido gritarlo, comentarlo, publicarlo y hasta ahora saco el espacio para poner en orden las palabras de indignación e impotencia, pero, ha sido increíble que, en la medida en que lo hemos ido posponiendo, se hayan sumado mucho más hechos que alimenten estas líneas, lamentablemente, para brindarnos muchas más razones de escribir nuestro parecer.

Desde hace unos años en la República Dominicana hemos ido viendo un despreciable incremento de abusos, asesinatos, violaciones, secuestros y más en contra las mujeres. Pena de que este año, la cosa se ha tornado gris y peligrosa hacia las más jóvenes. Sólo leer los últimos casos, nos alerta sobre las degradantes conductas que exhiben y la clase de ser humano en que se han ido convirtiendo los abusadores, cuyos actos son cada vez más violentos, salvajes y descarnados sus delitos, a pesar de ser “allegados” a las víctimas.

Las madres dominicanas estamos espantadas, asustadas, temerosas, nerviosas, aterradas, acobardadas, de que alguna de estas situaciones pueda llegar, Dios no lo quiera, a nuestras casas. He leído innumerables análisis, comentarios y propuestas sobre esta realidad. Cada una con su poco de razón, miles de opiniones sin que nada pase a ser una intención real y cierta de solución. Para todos, esto es lo más penoso, que nadie parece preocuparse por cuál será la solución.

Algunas de las opiniones giran en torno al fondo, otras en torno a la forma…algunas de esas teorías tratan de identificar culpables…y creo fielmente que nadie se escapa de culpabilidad, si hacemos un sincero ejercicio de estudio sobre nuestra realidad social; si hemos de buscar culpables, habrá que reconocer que, por muchos años, todos nos hemos quedado indiferentes ante el “Desvanecimiento de los Límites” en la sociedad dominicana.

Muchos saben que el hecho de que la vida se haya tornado tan cara, el derecho e interés de desarrollo de las mujeres, y los cambios socioeconómicos que hemos vivido, han obligado a las madres a dejar los hogares y a sus familias en mano de quién sabe qué personas, que cosas o estímulos. El trabajo de la mujer si bien ha brindado oportunidades profesionales y personales maravillosas, también nos ha forzado a desprendernos de la crianza de los hijos; para lo cual hemos de hacer esfuerzos sobrehumanos que nos han convertido en tele-madres, pulpos que con un sólo cerebro y dos brazos tratamos de abarcar más allá de nuestras posibilidades. Esto se une a que la mayoría de los hogares dominicanos son regenteados por madres solteras, la irresponsabilidad paterna que impera en muchos de nuestros hombres hace que, al momento de la separación de la pareja, también ellos lo hagan de sus hijos y, pretendan luego achacar el fracaso de la crianza a la que, paradójicamente ha sido la única que la ha asumido.

Es fácil juzgar desde fuera, hay que estar en los “pantalones” de muchas de esas mujeres para respetar el tener que ser equilibristas y, con escasas fuerzas, poco dinero, poco tiempo, mucho esfuerzo y desvelo lleven sus hijos adelante, sin la presencia del progenitor.

Pero, los límites se han ido desvaneciendo en muchas otras áreas que no sólo es la pareja ausente. Los límites hace tiempo que se han ido borrando por las aspiraciones reales, que tenemos sobre el futuro de nuestros hijos. Muchos padres creen ciertamente que su ausencia, puede ser llenada con “cosas regaladas”, pero lo peor es que esa creencia se está justificando cuando se expone a chicos muy indefensos, inmaduros y desconocedores a una avalancha de información, datas y gráficas de cualquier tipo, descontrolada y feroz, a través del acceso sin control a la tecnología de cualquier nivel.

Por ejemplo, hemos visto a través de la televisión y otros medios y, desde hace mucho tiempo, cualquier cantidad de “instrucción” sobre como armar un cigarro de marihuana o inhalar otras cosas, instalar una bomba, planear un secuestro, una artimaña engañosa, un ataque terrorista, un asesinato de cualquier nivel y mucho más. Me dirán eso siempre fue así, pero, muchas familias tenían horarios, controles parentales, que permitían “mantener a salvo de semejante exposición a nuestros chicos”; en este momento, eso ha cambiado, no hay horarios…y aunque los haya, ellos tienen en sus manos acceso libre a cualquier barbaridad, incluso sin que nos demos cuenta. Así pues, justo en nuestras narices, pueden hacer lo que quieran y aprender lo que deseen, o bien “desaprender” lo que no necesitan.

Lo más preocupante no es sólo que eso les ocurra a los chicos y chicas de hoy, que por su condición, edad e inmadurez son más vulnerables, lo peor, lo más triste es que muchos padres participen de ese ensamblaje al cual nos han arrastrado, dejándose llevar por una sociedad falsa, llena de exigencias vacías, que nos hacen trabajar el doble y más para “consumir” y darles a nuestros hijos “lo que ellos no tuvieron”. Que espantosa afirmación, que sórdida condición, alejarnos de valores reales para caer en una carrera sin fin de “tener-tener”, llegando incluso a competir para “romper ojos” a nuestros semejantes, por lo adquirido. No pensamos en el alto precio que debemos pagar, para mantenernos en una pista de competitividad equívoca. Una carrera materialista que nos deshumaniza, sin ni siquiera percatarnos.

Se siguen desvaneciendo los límites, cuando no medimos las consecuencias. Cada vez veo más padres sobre todo padres muy jóvenes, malformar a sus hijos, por ejemplo, preguntándoles: “Que quieres cenar? En los supermercados, tiendas y restaurantes, usted los ve, apoyando que sus crías se comporten como pequeños monstruos, ingobernables, hasta he vivido como sus mismos padres declaran impotencia ante su crianza: “no puedo con este muchacho”, “no sé qué hacer”, y al final se vive la gobernanza de los “locos bajitos” como dice Joan Manuel Serrat. O peor les preguntas “Y fulanito(a)?” y te declaran sin ningún bochorno “no sé” ...cómo no sabes dónde están TUS HIJOS?

Pero, se siguen desvaneciendo los límites, cuando tras un afán “hedonista y/o egoísta”, incluso después de los horarios del trabajo, en vez de volver a casa los padres seguimos “nuestras vidas personales”, llenas de gimnasios, paseos, diversión, bebidas, casinos, bailes, amistades y más, como “si ser padres incluyera horas o días libres”. Al parecer hemos olvidado que el rol de Padre, Madre o Tutor es para toda la vida; y, en todo caso, si usted no desea esa responsabilidad vitalicia, simplemente “no tenga hijos”, así de simple, porque es este un fardo voluntario que en señal de madurez se asume entre dos; no son nuestros hijos los que piden venir al mundo, por lo tanto, asuma su parte.

Por otro lado, se han seguido desvaneciendo los límites, cuando en nuestra sociedad se obtempera cada vez más a los graves delitos que se cometen, cuando la impunidad nos hace impotentes, cuando no nos hacemos corresponsables de las cosas positivas, se desvanecen los límites cuando no somos capaces de modelar la conducta colectiva de una sociedad, hasta el punto de confundir lo “bueno con lo malo” y premiar inconductas que son cada vez más descaradas y faltas de moral, de probidad y valores humanos. Nuestros chicos están confundidos, desviados y, han creído que es adecuado y honesto tener las “Cosas a como dé lugar”, que los medios no importan siempre que se logre “ser exitoso”.

Por eso esto ha desbocado en una sociedad clasista, enviuda en el tener, en el bulto, en el allante, a la que no le importa quién eres, ni lo que hagas, sino si posees lo que ellos, además, han descrito que “tú deberías tener”. Y eso lo han asumido nuestros hijos, no importa si es producto del trabajo honesto o no lo es, lo importante es tener esa jeepeta, ese último IPhone, lo último, “para destacar”. Y por eso hay que endeudarse hasta la coronilla, para aparentar una bonanza que ni en sueño, podemos mantener trabajando. Como nos está pesando este nuevo modelo.

Pero estamos desvaneciendo los límites, cuando además estamos acostumbrándonos a adorar “falsos ídolos”, seres despreciables, pero “de moda” …y nuestros hijos comienzan a imitar esos comportamientos. Seres de plásticos que han cambiado hasta nuestra fisionomía cultural con “modelos importados”, como dice Rubén Blades. Porque la globalización trajo de todo en su barco, pero “de todo”. Por eso, esa sensación de que hemos perdido nuestra querida RD…recibimos cualquier “clase de sujetos” sin ni siquiera saber sus nombres o propósitos…pero, igual, personas de cualquier recóndito rincón del país, sin haber recibido formación alguna, es decir, sin haber “abierto los ojos”, descubren “el esplendor de sociedades avanzadas” que les deslumbran y en menos tiempo de lo que se cree, logran cambiar su personalidad y sus valores, por cajas de comida, ropas, bebidas, falsa bonanza y más, haciéndoles hasta “cambiar de identidad”, normal!

Si no, se siguen desvaneciendo los límites, cuando nos llegan visitas indeseables, disfrazados de gente buena, y como seguimos “deslumbrándonos con espejitos” nuestros apellidos ya son de cualquier fonética, porque al final, “nuestras mujeres necesitan un hombre para sobrevivir”, como se ha dicho. ¡Qué gran tristeza siento, qué impotencia! Estas “parejas internacionales” o no, son en su mayoría, hombres mayores que no son amados, sino admirados por nuestras niñas; se convierten en tabla de salvación para las chicas pobres de nuestros barrios. Y ahora más que se “elogia y fomenta esa decisión hasta en comerciales”. Esas niñas son literalmente “vendidas por sus padres” que ven esta penosa situación como tabla de salvación de la familia, a una pobreza abyecta que no hemos aprendido a superar: sin opciones, nuestras niñas son caldo de cultivo de viejos depravados, que mienten a sus propias condiciones físicas y alteran con alcohol sus condiciones mentales, yendo al gimnasio, haciéndose cirugías o tomando pastillas para “sentirse” hombres capaces, “con la maravillosa complicidad de sus suegros”…triste muy triste (ver link “La Peor Novela del UNICEF:https://www.google.com.do/search?q=la+peor+novela&oq=la+peor+novela&aqs=chrome..69i57j0l5.2903j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8_

Pero seguimos desvaneciendo los límites, cuando cada vez más hacemos mayor culto a una belleza fabricada, falsa, en las nalgas, senos, pelo, pestañas, uñas o cualquier artilugio que sirva para “hacernos sentir seductoras” y poder salir a la caza de cualquier oportunidad, que nos liberará. Sobre todo, si ese es el “modelo de belleza” que ellos esperan o admiran, pues se les van los ojos detrás de una “chica plástica” y vuelvo a recordar a Rubén Blades.

Pero, seguimos desvaneciendo los límites, cuando apoyamos una disque “música” que desvaloriza a la mujer y nos incita dar sentido a la vida sólo si tenemos sexo constante, duro, con posibilidad de ser “felices los cuatro”. Forzando a los muchachos a una falsa virilidad, imposible de mantener y entonces hay que tomar “otra pastilla”, o una botella líquida para poder “seguir bebiendo porque me guta esa vaina”… o mejor, invitar a las chicas a que si “él no te resuelve”, lo hagas tú “con tu amigo en el baño”. Promoviendo una falsa sexualidad, sin amor, sin respeto y sin sentido, como vicio que les hace sentirse cada vez más vacíos, son llevados a “cosificarse” y deberán entonces buscar la razón de sus vidas en las drogas, desvaneciendo los límites, hasta quedar abandonados en la tristeza, depresión, falta de razón y futilidad que les guía hasta la misma muerte.

Todos estamos muy forzados con el estilo de sociedad actual, las personas que hablamos de seriedad, de honestidad, los que trabajamos durísimo, los que no le debemos un chele a nadie, los que madrugamos y nos desvelamos, los que peleamos con lo mal hecho… somo los mal vistos. Porque debes sumarte al proceso de descomposición, si no estás “quedao, totao, viejo o pasao” … si no dejas, por ejemplo, salir a tus hijos en condiciones seguras, eres retrógrado. Pero, al final, ¿cuál es la verdad? Tuve que pasar por muy malos ratos, hasta que mis hijos crecieran, comprendieran y conocieran la verdad. Los verdaderos padres, los reales, los comprometidos y preocupados, los que forman a sus hijos porque los aman y quieren que sean personas de bien en el futuro, sobre todo realizados y felices; estamos compelidos a pelear con fuerza con este modelo que está arrancándonos a nuestras mujeres, pero peor aún a nuestras niñas.

La violencia nos arropa y éste es el mejor momento para enfrentarla, para detenerla. Con 30 años de atraso, debemos volver A NUESTRA FE EN DIOS, debemos REGRESAR A LA FAMILIA, debemos VOLVER A CASA, al amor real, a los verdaderos valores. Es el momento ideal para repensar en las que, y los que se han ido, y tomar acción sobre el futuro, para que situaciones tan desgarrante como las vividas, no se repitan.

Para evitar que sigamos desvaneciendo los límites, debemos detenernos en el “sí importa” que hemos olvidado; logrando que las familias se recompongan, retomar la disciplina los buenos ejemplos, con hábitos simples a retomar, que los niños tiendan su cama, se acuesten temprano, que los padres sepan dónde y con quien están, que todos sepamos donde estamos todos y todo el tiempo, que nunca nos alejemos de las personas buenas, que el noviazgo vuelva a ser un espacio de conocerse, no de tener sexo sin control, que comamos en la mesa, que retomemos la conversaciones familiares para que las madres y los padres, puedan aconsejar a sus hijas e hijos, cuando se les revuelvan las hormonas de la forma más naturalmente esperada.

Que podamos recuperar esa nación perdida, que podamos entender que lo material es sólo eso, un espejismo que no funciona si dentro de quien lo recibe, no hay ALMA. Que nuestros hijos sean educados en la fortaleza moral, espiritual y el discernimiento, que les permita tomar decisiones inteligentes ante los retos de la vida…pero, sobre todo que puedan decir NO, cuando así lo necesiten.

Hace poco el Listín Diario publicó que, en la República Dominicana entre los años 2005 y 2016 hubo 1,166 casos de feminicidios en el país, según estadísticas de la Procuraduría General de la República (PGR), y que en los primeros seis meses de 2017 van 43 mujeres asesinadas, con lo que el dato se eleva a 1,159. Por igual, al hablar de “agresión sexual”, la Procuraduría reporta 1,505 víctimas y de éstas, el
87.5 % fue del sexo femenino, a enero del 2017.  Y eso que no habían muerto las casi 30 de septiembre y octubre…

Evitemos seguir siendo cómplices de este desvanecimiento de los límites, volvamos a ser padres y madres responsables, mejor que nos odien temporalmente en su adolescencia, a tener noticias funestas e irreparables para toda la vida.  Insistamos en una sociedad limpia, justa, organizada, en paz…en la que nuestros hijos puedan ir al cine sin sobresaltos. Si no lo hacemos hoy, si no lo hacemos ahora…seguiremos teniendo (Y Dios nos libre) muchas Emely, Kimberly, Karla Massiel muchas y muchos otros más.

Eduquemos, controlemos, exijamos como sociedad nuestros derechos a justicia como lo han hecho muchas comunidades. ¡Busquemos modelos sanos de ejemplos para nuestra población!
¡VOLVAMOS A CASA, LOS BUENOS SOMOS MAS!

¡El Señor proteja esta nación, hoy y siempre!





* Desvanecimiento: “Desaparición de una cosa que se produce poco a poco o con lentitud” Diccionario Larousse
**Límite: Punto o línea que señala el fin o término de una cosa no material; suele indicar un punto que no debe o no puede sobrepasarse. Diccionario Larousse

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