¿CUÁNDO EL TRABAJO DEJÓ DE SER?
Nuestro artículo del mes, para la Revista Ritmo Económico, muchas gracias por la Publicación de Zonia Tejada.
¿CUÁNDO EL TRABAJO DEJÓ DE SER? es la pregunta que todos nos hacemos al percibir lo que hemos llamado el “DESEMPATE” que vivimos entre los puestos de trabajo que oferta el mercado de trabajo y los perfiles de los egresados de diferentes programas sean universitarios o no.
Hay una queja generalizada tanto de empleadores “que no encuentran empleados cualificados para sus vacantes”; como de los jóvenes y adultos que “no encuentran empleo o bien los que encuentran son mal pagados”.
Antes de entender este fenómeno hay que recordar algunas consideraciones:
El nivel de desempleo en el país, para la población de 15 y 29 años sigue siendo uno de los más altos de toda América Latina con un 25%, y más alto si lo vemos desde el punto de vistas de las mujeres jóvenes.
Antes de entender este fenómeno hay que recordar algunas consideraciones:
El nivel de desempleo en el país, para la población de 15 y 29 años sigue siendo uno de los más altos de toda América Latina con un 25%, y más alto si lo vemos desde el punto de vistas de las mujeres jóvenes.
- Al mismo tiempo, no olvidemos que 1 de cada 5 egresado universitario no encuentra empleo, el primer año de graduado.
- Los jóvenes siguen escogiendo carreras sobrepobladas, que nada tienen que ver con lo requerido por el mercado laboral; porque lamentablemente en nuestra querida nación no se planifica la formación superior, por lo que los muchachos van a la carrera que “perciben” tiene mejores posibilidades de empleo, o bien, les resulta más fácil de aprobar, o porque “no tiene números”, o “porque dura menos”, y otros graves errores de orientación.
- No podemos dejar de lado los serios problemas de formación de los niveles básicos, donde estudios han develado los serios problemas de la educación inicial y básica, sobre todo en la lecto-escritura y matemáticas. En estas investigaciones se ha encontrado que la República Dominicana sigue “dentro del grupo de países con los peores resultados en el logro de aprendizaje en matemáticas, español y ciencias naturales, en tercero y sexto grado de primaria” Y estas deficiencias impiden que más tarde se logre una formación de calidad.
- Un grave tema a resolver en cuanto a los requerimientos de las organizaciones, muchas ya enroladas a modelos tecnológicos, investigativos e innovadores que reclaman perfiles profesionales de elevado nivel.
- Porque los índices de productividad por trabajador han ido en aumento en la última década, pero bajo, sin embargo, esto no se ha reflejado en los salarios percibidos por los mismos.
- Las publicaciones del Banco Central vemos que “el comportamiento de la productividad observado durante los primeros 15 años del siglo XXI no es muy distinto al observado durante la segunda mitad del siglo XX”. Lo que alarma, porque pinta un panorama de desarrollo ralentizado para los dominicanos, aunque el Capital humano presenta crecimiento, éste ha sido por igual, muy bajo para las expectativas de los mercados, volvemos entonces al factor educación y la calidad de la formación.
- Entonces, la realidad con las empresas está caracterizada por:
- Todo esto, unido a modelos de reclutamiento matizados por las recomendaciones, el factor político, el clientelismo, y la familiaridad, dificulta constantemente el acceso de nuestros muchachos a los empleos promedios del mercado.
¿ENTONCES, QUÉ OPCIONES TENEMOS PARA CERRAR ESTA BRECHA?:
- Seguir interviniendo el Sistema Educativo Nacional a todos los niveles, para la mejora de su calidad.
- Fomentar la aprobación de la Ley del primer empleo, que permita el incentivo a la empleabilidad de trabajadores jóvenes.
- Seguir desarrollando el Modelo de las Pasantías Ocupacionales que ponen a los jóvenes en contacto con el mundo del trabajo, y a los empleadores les brinda fuerza laboral fresca, y dinámica.
- Que el Estado propicie una discusión que genere políticas serias sobre la problemática del empleo, salarios, costos de los trabajadores, y empleabilidad en el país.
¿Qué sentido tiene correr si vamos en la dirección equivocada? – Proverbio alemán.