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Empresa Fluida:
Cada organización debería tener una estructura que promocione los cambios, buscando acompañar en el crecimiento a cada miembro. Para esto, es necesario lograr un equilibrio entre el nivel de habilidad personal y el desafío que implican las tareas.
Por Lucas Limbrunner*
Podemos definir a una empresa fluida como una organización donde cada miembro es estimulado a crecer y buscar constantemente el desafío adecuado a su capacidad, procurando sobrepasar sus creencias limitantes.
¿Qué significa fluir?
Desde ya que no es dejarse caer por un tobogán sin esfuerzos. Muy por el contrario, significa estar en un estado de aprendizaje y desafío constante. Las investigaciones indican que cuando estamos siendo desafiados de acuerdo a nuestras capacidades y alineados con nuestras metas, son los momentos en los cuales más podemos crecer y disfrutar de nuestro trabajo.
Fluir en el trabajo
El estado de flujo ocurre cuando persona está completamente inmersa en la actividad que está ejecutando. Se caracteriza por un sentimiento de enfocar la energía, de total implicación con la tarea, y de éxito en la realización de la actividad. Esta sensación se experimenta mientras se desarrolla la tarea.
El concepto de flujo fue propuesto en 1975 por el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, autor de “Fluir en los negocios”. A partir de entonces, se ha difundido extensamente en diferentes campos.
Este estado se caracteriza por estar concentrado y enfocado en objetivos claros, y sentir gratificación realizando la tarea sin estar consciente del esfuerzo que toma. Existe en este estado un equilibrio entre el nivel de habilidad personal y el desafío que implica (la actividad no es ni demasiado fácil ni demasiado compleja para las habilidades y conocimientos de la persona).
Además, si estas experiencias están alineadas a las metas profesionales, se expande el desempeño, logrando una performance brillante en el trabajo.
Si estamos en un puesto que no nos desafía, con el tiempo está el riesgo de aburrirnos y caer en el boreout (quemado por aburrimiento). Si este estado permanece durante mucho tiempo, se puede llegar a la apatía y en ciertos casos a la depresión.
Por el contrario, en el caso de estar en una función cuyos desafíos son mucho más elevados que nuestra capacidad para resolverlos, podemos entrar en estrés negativo. Si permanecemos mucho tiempo en este estado podemos llegar al burnout.
Es común que en un mismo equipo de trabajo o en una empresa pueda darse un fenómeno sistémico en el que parte de los miembros se encuentren aburridos con poco para hacer y otra parte sobre-atareados al mismo tiempo.
Modelo de Sintonía de Función
El modelo de Sintonía de Función que investigo y desarrollo en la práctica se basa en que, para poder fluir en el crecimiento profesional, es importante estar conectado o sintonizado con la función que cada uno cumple en su equipo y en la organización.
Algunas variables de la Sintonía de Función son:
Atención: estar conectado y concentrado sin esfuerzo a las variables importantes de cada actividad. Atento a los cambios, a las nuevas situaciones y a las nuevas formas de atenderlas. Cometiendo menos errores y reduciendo el retrabajo.
Sincronización: colocando la acción justa, en el momento justo, con la persona justa y en el lugar justo. Bien coordinado con los miembros del equipo y de los demás equipos, sean proveedores o clientes.
Resolución: liderando y resolviendo de la mejor forma posible. Un paso adelante. “Tomando el toro por las astas”. Los errores se toman como instancias de aprendizaje.
Naturalidad: fluyendo sin estrés negativo ni aburrimiento.
Sentido: las actividades están alineadas a los intereses profesionales de crecimiento y potencializan los talentos personales.
Fluir en sintonía con la función es una forma más efectiva de trabajar y crecer tanto personal como profesionalmente. Una consecuencia positiva de estar bien sintonizado es el aumento significativo de la efectividad y el brillo irradiado en el desempeño profesional. Un equipo fluido claramente se destaca por sobre el resto y logra un desempeño y productividad muy superior.
¿Cómo pasar de un equipo de bajo desempeño a un equipo fluido?
Desde el enfoque sistémico, los equipos dependen de las personas que lo conforman y de las reglas explícitas e implícitas definidas en la organización. El camino no es único para todos y depende de realizar un adecuado diagnóstico de fluencia para identificar los impedimentos principales y los puntos de apalancamiento.
El roadmap incluye inicialmente, el diagnóstico de la situación actual de la empresa o el equipo. Se aplica aquí el cuestionario para el diagnóstico de fluencia a los miembros, detectando las áreas que necesitan ser trabajadas para mejorar.
Posteriormente se realiza el diseño del plan de acción y la gestión del cambio necesario. Las herramientas incluyen el Coaching Organizacional, el Coaching Ejecutivo, el rediseño y definición de las tareas y actividades desde el punto de vista del aprendizaje que aportan, la comunicación y preparación para los cambios y el entrenamiento, entre otras.
Finalmente, se comparan las mediciones de los indicadores para verificar en los hechos concretos, la mejora de la fluencia del equipo y el aumento de la productividad.
Fluir sintonizado en la función amplifica la efectividad personal en el desempeño propio y el trabajo en equipo. Estar conectados con lo que ocurre dentro y fuera de uno, produce que el desempeño de la función se expanda y se puedan alcanzar resultados extraordinarios. Las empresas fluidas son más efectivas, aún para superar las crisis, ya que es necesario que todos los miembros de la organización puedan aplicar sus talentos al máximo y poder fluir para lograr una eficiencia y efectividad mayor.
*Coach Organizacional, Líder en Gestión del Cambio y Profesor de la Maestría en Coaching Organizacional de la Universidad del Salvador. Blog: www.hombro-a-hombro.com.ar
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