Compartimos con ustedes un muy interesante Artículo de
la REVISTA ATALAYA
del 1ero. de febrero, 2015 (Págs. 4, 5 y 6)
Cómo disfrutar del trabajo
duro? (Según la Biblia)
“Que todo hombre coma y realmente beba y vea el bien por todo su
duro trabajo. Es el don de Dios.” (Eclesiastés
3:13.) Si Dios quería que disfrutáramos de nuestro trabajo, ¿no sería
lógico que también nos mostrara cómo? (Isaías
48:17). Afortunadamente, eso es lo que él hace en las páginas de su Palabra, la
Biblia. Veamos los siguientes consejos sobre cómo hallar satisfacción en el
empleo.
VEA
EL LADO POSITIVO DE SU TRABAJO
Sea que su empleo requiera esfuerzo mental o físico, nunca olvide que “de
toda labor se obtiene alguna ganancia” (Proverbios
14:23,Versión Israelita Nazarena). ¿Qué clase de ganancia?
Para empezar, el trabajo nos ayuda a cubrir nuestras necesidades.
Es cierto que la Biblia promete que Dios cuidará de los que se esfuerzan
por servirle (Mateo
6:31, 32). Pero también dice que nosotros tenemos que hacer nuestra parte y
trabajar con diligencia (2 Tesalonicenses
3:10).
Vea su empleo como un medio para
conseguir un fin: cumplir de manera digna con nuestras responsabilidades. Joshua, de 25 años, asegura: “Ser autosuficiente es un logro. Si eres
capaz de cubrir tus gastos, se puede decir que tu empleo ha cumplido su
propósito”.
Además, el trabajo arduo eleva la autoestima. ¿Por qué lo decimos? Porque
trabajar duro no es fácil y puede ser aburrido, pero si somos
disciplinados y no renunciamos al esfuerzo, tendremos el gusto de saber
que hemos dado lo mejor de nosotros; le habremos ganado la batalla al deseo de
tomar el camino más fácil (Proverbios
26:14). Y eso produce un enorme sentido de satisfacción. Aaron, a quien
mencionamos en el artículo anterior, afirma: “Puede que esté agotado al final
de un largo día o que mi labor haya pasado desapercibida; pero yo sé que he logrado
algo y me encanta esa sensación”.
HÁGASE
UN EXPERTO
La Biblia alaba al hombre que es hábil en su trabajo y a la mujer que
trabaja diligentemente con sus manos (Proverbios
22:29; 31:13). Por supuesto, es imposible
convertirse en un experto de la noche a la mañana, y a nadie le gusta hacer
cosas que no se le dan bien. Quizás sea por eso que a muchos no les
gusta su empleo: porque no se esfuerzan lo suficiente como para hacerse
expertos.
En realidad, uno puede
aprender a disfrutar de casi cualquier tipo de empleo si tiene la actitud
correcta, es decir, si se concentra en aprender a hacer las cosas bien.
“Esforzarse al máximo y ver resultados es muy agradable —dice William,
de 24 años—. Esa satisfacción nunca la tendrás si sigues la ley del
mínimo esfuerzo.”
PIENSE EN CÓMO BENEFICIA SU EMPLEO
A LOS DEMÁS
No caiga en el error de
pensar solo en cuánto dinero le pagan. Pregúntese: “¿Por qué es necesario mi
empleo? ¿Qué pasaría si nadie lo hiciera o si se hiciera mal? ¿Cómo beneficia a
los demás lo que hago?”
Esta última pregunta es especialmente importante, ya que la respuesta puede
ayudarnos a disfrutar más de lo que hacemos. Después de todo, Jesucristo dijo:
“Hay más felicidad en dar que en recibir” (Hechos
20:35). Además de los que reciben un beneficio inmediato de nuestra labor —como
nuestros clientes o nuestros jefes—, hay otros a los que también beneficiamos:
nuestra familia e incluso quienes están en necesidad.
Nuestra familia. Cuando un
padre o una madre se esfuerzan por atender las necesidades de su familia, la
ayudan al menos de dos maneras. Para empezar, se aseguran de que tengan lo
básico: comida, ropa y techo; así cumplen con la responsabilidad que Dios les
ha dado de mantener a “los que son suyos” (1 Timoteo
5:8). Y en segundo lugar, les enseñan con el ejemplo la importancia de
ser buenos trabajadores. Shane comenta: “Mi padre tiene una ética de trabajo
ejemplar. Es honrado y ha trabajado mucho toda su vida, la mayor parte de
carpintero. De él he aprendido el valor del trabajo manual, de hacer cosas
que sean útiles para la gente.
Los más necesitados. El apóstol Pablo dijo que los
cristianos deben realizar “trabajo duro”. ¿Para qué? “Para que [tengan] algo
que distribuir a alguien que tenga necesidad”, añadió (Efesios
4:28). Si nos esforzamos por mantener a nuestra familia, tal vez hasta
tengamos para ayudar a los más desfavorecidos (Proverbios
3:27). Así es, trabajar duro nos permite experimentar la felicidad de dar.
HAGA MÁS DE
LO QUE LE PIDEN
En su famoso Sermón del Monte, Jesús les dijo a sus discípulos que si
alguien con autoridad los obligaba a ir con él una milla, fueran con él dos (Mateo 5:41). ¿Cómo
puede usted sacar provecho de esas palabras? En lugar de limitarse a hacer
lo mínimo, haga más de lo que le piden. Póngase retos cada vez mayores: trate
de realizar sus tareas más rápido y mejor. Dele cuidadosa atención a los
detalles más pequeños.
Si hace eso, es probable que disfrute más de su trabajo. ¿Por qué?
Porque no lo está haciendo por obligación, sino por gusto. Usted es el que
toma la decisión y nadie más (Filemón 14). Eso nos
recuerda el siguiente proverbio: “La mano de los diligentes es la que gobernará,
pero la mano floja llegará a usarse para trabajo forzado” (Proverbios
12:24). Es cierto que quizás nunca seamos esclavos literales ni realicemos
trabajos forzados. Pero si seguimos la ley del mínimo esfuerzo, podríamos
sentirnos así: siempre esclavos de las exigencias de los demás. “Recorra dos
millas” y se sentirá dueño de sus acciones.
MANTENGA EL TRABAJO EN SU LUGAR
Aunque trabajar mucho es admirable, recuerde que eso no es lo único en
la vida. Es cierto que la Biblia nos anima a ser diligentes (Proverbios
13:4). Pero no a convertirnos en adictos al trabajo. Eclesiastés
4:6 dice: “Mejor es un puñado de descanso que [dos] de duro trabajo”.
¿Cuál es la lección? Es muy probable que un trabajador empedernido nunca
vea el fruto de su labor porque su empleo consume todo su tiempo y energías.
Eclesiastés dice que eso es tan absurdo como tratar de atrapar el viento.
La Biblia lo ayudará a ver su empleo con equilibrio. Es verdad
que debemos trabajar con empeño, pero la Palabra de Dios también nos recuerda
que hay que asegurarnos “de las cosas más importantes” (Filipenses
1:10). ¿Cuáles son algunas de ellas? Dedicar tiempo a la familia y los amigos,
y más importante aún, a los asuntos espirituales, como leer la Biblia y meditar
en ella.
Las personas que llevan una vida
equilibrada disfrutan mucho más de su trabajo. William nos cuenta: “Uno de mis
anteriores jefes es un excelente ejemplo de cómo ser equilibrado. Trabaja mucho
y tiene muy contentos a sus clientes por la calidad de sus servicios. Pero
cuando termina el día, sabe dejarlo todo atrás y concentrarse en su familia y
en su religión. Y la verdad es que es una de las personas más felices que
conozco”.
Lo que algunos opinan sobre el trabajo
duro
“Cuando
acabo cansado al final del día, tengo la sensación de que
he logrado algo, de que he trabajado duro, y eso me hace
feliz.” (Nick)
“Trabajar
con empeño es la mejor manera de trabajar. Si vas
a hacer algo que vale la pena, hazlo bien.” (Christian)
Muy interesante, no les parece?
Hasta la próxima...
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